- Te he echado de menos Mandy... No había ni un solo día en el que me preguntara si irme de Londres había sido la opción correcta, y por lo visto no lo fue, pero ahora ya no puedo hacer nada. No he dejado de pensar en ti...
- ¿Por qué no viniste a verme?- le reproché.
- Tenía miedo de que te hubieses olvidado de mí.
- Te dije que eso no pasaría.- Él me miró con esos ojos azules que hacían que me derritiera. Desde luego nada había cambiado.
- Quería pedirte perdón.
- ¿Perdón? No fue culpa tuya tener que irte, Danny.
- Ya... pero quería pedirte perdón por hacértelo pasar mal. Fui un capullo desde el principio y luego tuviste que compartirme con Olivia... supongo que eso no te haría mucha gracia.
- Y aun así estoy enamorada de tí.- dije con una sonrisa. Él me sonrió también, y me derretí aún más.
- ¿Entonces nada ha cambiado?- preguntó.
- Nada.- respondí, él empezó a acercarse a mí.
- ¿Sin rencores?- dijo cerca de mis labios.
- Sin rencores.- entonces me besó. Había olvidado lo bien que me sentía cuando nuestros labios se juntaban, le había echado tanto de menos.
- Esta vez no voy a dejarte.- me susurró entre beso y beso.- Te quiero, Mandy.
- Yo también.- le respondí. Y después le atraje hacia mí para volver a besarle. Fue un beso que hizo que mis piernas temblaran y pensé que si él no me tuviese cogida por la cintura habría acabado en el suelo.
No pude evitar sonreír entre los besos que no parábamos de darnos, él había vuelto y esta vez para quedarse. No había nada que se interpusiera entre nosotros y por una vez, después de tanto tiempo, todo era sencillamente perfecto.
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